Después de venganzas, elucubraciones y complots en contra del otro, de alaridos y rasguños y asfixios por igual.
Después del cansancio, de la monotonía, del apendejamiento cerebral.
Después de la costumbre del tacto y del sexo, de los malentendidos, las heridas y las ganas de explotar.
Después de la adolescencia, juventud y tantos años, después.
Después incluso del enamor.
A aun así y aunque, para, por qué y pero a pesar de todo... tú lo sabes.