jueves, 16 de junio de 2011

El sueño vive

Si estoy escribiendo esto es que los últimos vestigios de mi sueño han sido destrozados. Soñé que era una actriz y que ensayaba -y dormía- en un oscuro departamento con el resto de los actores. Fue de esas ilusiones que te convencen y devoran en su propio mundo. Recuerdo la boca de uno de mis compañeros, sentía su aliento en la mía, su olor llegaba a mi nariz, me di cuenta de que estábamos a punto de besarnos y el fluir del tiempo se estancaba en ese instante. Lo siguiente que reconozco es que alguien nos separa y después lo veo ensayar sintiéndome angustiada e insegura.
Lo que realmente me llamó la atención esa vez fue que cuando cuestioné la validez de la realidad - le pregunte a una actriz con la que aparentemente era amiga porqué no recordaba ni uno de mis diálogos ni lo que había ensayado todo ese tiempo- fue cuando dejé de estar en ese departamento y regresé a mi cama.

Y entonces tratas de conjurarlo de vuelta mientras te encuentras en ese estado languideciente de no en absoluto dormida ni tampoco completamente despierta. Aunque es imposible, la re
alidad y la mañana han entrado a tu cerebro. Te levantas preguntándote qué hubiera pasado si hubieras dormido tan sólo diez minutos más.