jueves, 9 de julio de 2015

Onirios Pt. 5


Pienso yo en medio de mi cama -en estos días pienso mucho- me busco cualquier pregunta para mantenerme ocupada. Me pregunto por qué la comida que probé el día anterior sabía un poco a chícharos si nunca vi ninguno en el plato. Quiero saber cómo es que cambian de color el cielo, por qué se llevaron al vecino y regresó desbordando de felicidad, cómo hacen esos caramelos que regalan en todos los edificios, a qué olerá el invierno del que leí una vez, si tendré un gato o un perro en el futuro, quién compuso la canción que estoy escuchando, por qué me gustan las uvas, cuándo se levanta la gente que va a trabajar, cómo se sentirá saber exactamente lo que tienes que hacer día tras día. No, eso último no lo pienso, aunque regresa a mí siempre, más bien siempre está ahí y quiero ignorarlo. 
Muchas veces he logrado pasar todo el día sin tener un solo pensamiento digno de existir; a veces es fácil si hay que ir a la reunión de amistad semanal. Yo los escucho hablar de sus trabajos, de sus avances o de tal o cual película nueva, y escucho un poco más y rio con ellos, muchas veces sin querer reír, por la inercia de la situación. Y se siente bien hacer eso, reír con todos, aunque no comprenda por qué a amigo número uno se le hizo increíble haber cultivado un 3% más de la cosecha de tomates esperada y que amigo número 2 lo entendiera perfectamente, porque logró aumentar su productividad un 2.5% respecto al mes anterior, que incluso le hicieron fiesta sus compañeros de oficina. Objetivamente eso ni siquiera es chistoso, pero ellos ríen por muchas cosas que no debieran y yo rio con ellos porque son mis amigos y no me hacen preguntas incómodas y al menos creo que debería agradecerles indirectamente eso.
De ahí yo regreso a mi cama a pensar sin querer pensar; a veces me pongo a ver el reloj que hay en la pared, trato de contar los segundos exactos para cambiar de minuto al mismo tiempo, así minuto a minuto, queriendo convertirme en un reloj humano, un reloj clon.
He podido aguantar 2 horas 35 minutos antes de perder la concentración, creo que me haré budista si sigo así, o fundaré una nueva religión, recuerdo que aún no existe una religión dentro del proyecto y cada vez me convenzo más de que ese es mi camino. Hasta que escucho ruidos que vienen de la calle y el pensamiento se esfuma por decimoquinta vez. 
Sé que no me hace bien, pero siempre me superan las ganas de salir a ver, veo que la gente camina ocupada y gustosa, una plaga de sonrisas en sus rostros, siempre con un destino y un objetivo. Nunca se detienen, clones desfilando con una misión.

Quiero ser uno de ellos.

jueves, 2 de julio de 2015

Onirios Pt. 4

4
Si hay algo que ha cambiado con los años dentro del proyecto son las viviendas. Al principio a los clones se les daba una casa con patio; una opinión común es que los científicos los habían premiado por ser los primeros y los veían como algo parecido a sus hijos, otra conjetura es que los científicos estaban cuidándose de los posibles efectos que el hacinamiento produce en los humanos originales. La necesidad por el espacio llegó pronto. Optaron entonces por ubicar a los clones en pequeños departamentos de una recamara. Nunca fue lo más cómodo pero el entretenimiento no faltó, ya fuera con material originado en la tierra o con las creaciones que los nuevos clones producían. 

Al principio las vocaciones de los clones eran meramente utilitarias, -debía haber gente que supiera construir, reparar, administrar- pero conforme esas posiciones fueron llenadas, otras menos vitales fueron introducidas; nacieron los artistas. Esculturas, libros, pinturas, poco después programas de televisión y películas, los nuevos participaron en todos los ámbitos artísticos de la tierra. Sus primeros trabajos eran comprensiblemente muy cercanos a los de los originales, una copia para una copia, después intentaron alejarse de sus contrapartes y formaron una estética y un humor únicos, nacidos de las vivencias propias. 
Con el tiempo las creaciones de los clones fueron mucho más exitosas que las de la tierra, naturalmente los clones entendían a su público meta y ellos respondían con altos ratings, con llenos totales, con ejemplares agotados. A los científicos eso no les podía complacer más, los clones estaban satisfechos y entusiasmados, a pesar de las limitaciones del espacio, todo iba de acuerdo al plan que tenían. Hasta que no.