jueves, 31 de mayo de 2012

0 El loco

Te levantas sin apuros, sabes que tienes responsabilidades que cumplir, pero unicamente por hoy no te importan.
Caminas por el pasillo que da a la cocina, te encuentras tranquilo y hasta tarareando alguna canción de los Beatles. Preparas tu desayuno asi como te gusta: torrejas con mantequilla y miel extra, un poco tostadas. Recuerdas cuando tu mamá las preparaba para ti y eso te llena de un sentimiento cercano a la nostalgia. Te dan ganas de marcar el telefono pero desistes.
Comienzas tu desayuno, comes lentamente para disfrutar el crujido de cada pedazo, y su sabor de nuevo te deja con esa nostalgia sepia. Terminas y ni te preocupas por recoger los platos - Hoy no- te dices.
Caminas hacia la sala y te detienes para ver una vez más su foto, piensas que es tan bella y tan ella que sabes que siempre la vas a entender y sólo esperas que ella te entienda. Vas a tu cuarto y te vistes pausado, tanto que te toma media hora el terminar, pero eso no importa, hoy no hay prisa y sales a la calle con el sol bien arriba.

Tu cabeza se siente más despejada. Ya no eres el que eras ayer y estás tranquilo.

En tu camino te detienes en un parque y te sientas en una banca, piensas que hoy es un dia tan agradable y disfrutas del viento con olor a manzanilla. Sales del parque y te diriges, solamente hoy sin prisa, hacia el edificio donde tú trabajas. Saludas al guardia y tomas las escaleras. Subes un escalón, dos escalones, tres escalones, un piso, dos pisos, cuatro pisos, ocho pisos, hasta que llegas a la azotea. Te paras en la orilla y admiras la ciudad que se te presenta.

Recuerdas que alguien te dijo una vez que la vida es un viaje, piensas que esa persona diria que tu viaje es uno truncado. Y entonces saltas.

 

1 comentario:

Alejandrovski dijo...

Ahahahah buenisimo tu cuento!! Me encanto, muy existencialista xD Saludos!