jueves, 16 de octubre de 2008

Vamos a la casa

Nunca en la historia de mi vida esas palabras significaron tanto, no es solamente un 'ven a mi hogar', es 'quiero estar contigo a solas', 'quiero disfrutarte a solas y sólo para mí', 'quiero tocarte despacio despacio' Ahí sólo existimos los dos y la música, y cuando me lo dices, cerca, con tu boca en mi cuello, con un tono de insolente y de confiado y de tenerme segura y yo que no puedo, no puedo decirte que no, porque tu mano ya toma mi mano y nos vamos a la casa.

Porque con solo un querer los dos vengamos a ser, entre el placer y el pesar, extremos. - La dama duende


miércoles, 15 de octubre de 2008

La persistencia de la memoria

Aunque nada tenga que ver con el cuadro de Dalí no sé por qué ese título se me vino a la mente ni por qué ahora llego a entenderlo con más viveza. Hoy me enteré de que derrumbaron la casa de mis bisabuelos, sí yo sé, vendieron el terreno y no había para donde hacerse, ahora a un lado se encuentra un OXXO; y es que existían muchos secretos y memorias en ese lugar y hasta ahora el pensar que ya no están me pone algo nostálgica.

Creo que mis recuerdos más mágicos y misteriosos los pasé en esa casa, mis mejores navidades, de esas donde está toda la familia y digo TODA y juegas con tus primos y abres el montón de regalos y vas al patio para quemar luces de bengala y tu bisabuelo te regaña porque aún es fuerte y puede y porque es un gruñón. Ahí estuvieron mis tardes más entretenidas, hurgando en el patio lateral con el árbol de mandarinas, haciendo destrozos, rompiendo botellas de leche, buscando nidos de hormigas y coleccionando cochinillas, abriendo puertas prohibidas con una llave escondida, para mi regocijo, en lo más alto del descansillo de la ventana, donde te encontrabas cuadros y herramientas y cosas que los niños no deben tocar, imaginando aventuras por el pasillo y saltando bardas hacia el terreno contiguo por una pelota, yendo por la lúgubre sala y admirando el cuadro de esa señora tan arreglada de boca como un punto que en ese tiempo no reconocías porque ahora era tu bisabuela y se encontraba tendida en la cama, toda chupada, siendo guardiana espectral de su casa, desafanándote de la reunión dominical para, a hurtadillas, buscar una galleta o lo que fuera para que te endulzara el paladar, detestando el agua porque siempre estaba hervida y siempre sabía mal, maravillándote de las flores que en el jardín convivían además del pino guardián, generoso de su fruto y preguntándote siempre: ¿por qué no había plantas como esas en la casa?, cruzando la reja para salir a oír el estruendo del tren pasar y batallando siempre con esa reja porque nunca se dejaba cerrar.

Y muchos más recuerdos se agolpan ahora. No sé cuál sería mi reacción si ahora viera el edificio que sustituyó al lugar de mis recuerdos, tal vez ponerme triste, tal vez llorar un poco, porque no llegué a estar en los últimos momentos de esa casa de juegos.


lunes, 13 de octubre de 2008

Ni la piedra le gana al tiempo

El último día que estuve en el DF llegamos a un cementerio. Yo tenía mucha curiosidad de visitar un lugar de esos, y es que lo único que tengo son sólo recuerdos vagos de alguna vez que entré, no sé por cual razón si ningún pariente mío se ha muerto en 15 años.
Efectivamente de día los cementerios no tienen ninguna razón por la cual dar miedo, supongo que de alguna manera retorcida me gustó; una avenida principal con los mausoleos más lujosos de principios del siglo pasado y finales del antepasado, y una capilla casi al final de la avenida, después de eso puedes hallar de todo, desde tumbas donde sólo quedan las piedras rotas y la sepultura a medio abrir, hasta mausoleos de cristal y vitrales espléndidos. Daban un poco de pena las tumbas viejas, las que no tenían nombre, es algo perturbador no saber ni el santo y seña del muerto que estás viendo; Como si las otras tumbas tuvieran la esperanza de ser recordadas, tener una ubicación en el mundo por nombre y fecha, y estas, yo que sé, siento que están perdidas en el limbo, que con su solo aspecto confirman el estado de abandono, como si se supieran perdidas y no hubiera nada más por hacer, porque el olvido completo ya llegó.

Mientras exploraba me encontré con una tumba que llamó mi atención, tenía la estatua de una musa con un arpa al frente, me acerqué y leí la inscripción, decía: "Del casino xxxxx al insigne poeta". En la tumba se encontraba Juan de Dios Peza, su hijo e hija también, murió en 1910. Ya en casa lo investigué y supe que escribió cosas buenas el hombre, y sobre todo todavía se puede leer su tumba, si tan sólo para que una curiosa la identifique y hable sobre ello.

"Aquí aprendemos a reír con llanto y también a llorar con carcajadas" Juan de Dios Peza hablando sobre la vida o algo más..



Refractales (unfinished work)

Me siento invisible, y con la premura para escribir. Antes percibía la atención de la gente a mi alrededor, un aura de ser observada, vigilada, mi figura el centro. Encontrándome tan afligida debido a la gran responsabilidad que conlleva ser el receptáculo de las miradas, intentaba no pasar vergüenzas ni dar motivo a risas. Y ahora que soy transparente me doy la libertad de observar a mi antojo, soy periferia y sé que este es el sitio con mayor poder, porque da forma a los límites, además la vista es hermosa. Ahora que nadie me ve he encontrado el reconfortante gozo de haber avanzado; de la corporalidad a lo inalcanzable, de la forma a lo vasto, de la sobreconciencia a lo consciente, de la atención al maravilloso olvido y del olvido siendo llevada a la eternidad. Me gusta mi estado de no ser, de existir con el único propósito de ser aire y mirar y no atarme a ningunos ojos y no ser presencia para nadie.



domingo, 12 de octubre de 2008

Las fotografias

Hoy cumple años mi abuelo, el verlo caminar con andador por el accidente no me había impactado mucho, tal vez era ese mecanismo de defensa mío que hace que las cosas simplemente no importen.

Cuando era pequeña la impresión que tenía de él era la de un señor alto, grande cuasienorme que a veces llegaba a la casa y que sus órdenes eran ley. Sobra decir que le tenía bast
ante miedo, era su tamaño y también su expresión de autoridad. Cuando llegué a los 15 años y viajé con él, ese miedo se desintegró y hasta salió tantito cariño, mi abuelo consentidor y saludable.

Hoy precisamente en la casa me encontré con un albúm de fotografías de mis abuelos cuando eran jóvenes; Mi abuela con unas faldas enormes de crinolina, sonriente como quinceañera para la foto; La casa de mis bisabuelos cuando todavía era de mis bisabuelos, con sus árboles de mandarina y naranja, con sus macetas de flores enormes, que nunca supe cómo le hacía mi bisa para hacerlas crecer. Mi bisa con expresión severa, mandona fuerte y mis tías no con más años que los mios; mi abuelo flaco, galante con su chaqueta de piel. Todas memorias de blanco y negro.

En ese momento justo fue cuando hice la comparación entre el joven de la foto y el viejo del sillón y sé que todo es un ciclo y ahora el accidente y mi abuelo entre deprimido y activo por su trabajo, ha cambiado tanto. Sé que los años no escurren en balde, está en la naturaleza el cambio y el deterioro y mientras se tenga fuerzas para continuar hay que tener animo.


Pero bien sé que subí para descender, florecí para secarme, gocé para entristecerme, nací para vivir, viví para crecer, crecí para envejecer, envejecí para morirme. -Celestina



sábado, 11 de octubre de 2008

Instantaneidad

Nadie nota que camino más despacio que los demás, o que me detengo en medio del gentío a observar con atención a los animales.. ni siquiera la gente nota que estoy escribiendo/pensando esto.. lentamente, con cuidado y hasta con un poco de pereza.
Cuando uno no tiene nada que hacer la observación se hace mucho más sencilla y consciente, es como una cámara que captura instantes, y que cuando los hojeas no llegan a formar una película.. es que van tan rápido, tan dinámicos que se ven todos ellos..

Fuck, he just made my day! y esbozo una sonrisa felina de puro placer y pensamiento ante el encuentro inesperado, pero tan tan liberador.
Nadie me observa, me he convertido en el aire, ligero y estático hoy y me pregunto. ¿
Hay algo que valga la pena escribir? ¿Que valga la pena notar? Comentar con el amigo en una charla intrascendente cualquiera. Y sé que si pudiera llevaría a cabo mi idea de manipular el tiempo con las letras, pero no sólo con las letras, empezaría por el más ínfimo fonema, desde el más pequeño titubeo.. lo controlaría, para dar y crear, regalar la sensación de estático, de lentitud de permanencia; hasta cuando se me antoje volver el tiempo a la normalidad o adelantarlo si estoy de humor; utilizaría las "erres" para dar sensación de movimiento, de dinamismo, de volver a la vida; a la vida con los caminos y los animales y la gente que no te mira ni menos te observa. A volver al instante donde estás sentada en la banca de concreto moviendo tu mano para sacar la tinta y la inspiración de tu sistema..


viernes, 10 de octubre de 2008

Retrato

No es que lo haga muy seguido, de hecho casi nunca camino por ese cuarto.. y si lo hago paso con prisa e inconsciente de mis alrededores.. así que hoy fue una casualidad que me fijara. Hablo de una foto mía. Estoy yo de menos de un año, sentada sobre una alfombra y mi cara hacia arriba observando a la cámara. A mis parientes les gustó tanto que la mandaron ampliar. Y hoy que reparé en ella, no sé, de repente me puse a pensar cómo he cambiado, más bien cómo ha pasado el tiempo. Eso me llevó a recordar cuando era más pequeña y me quedaba frente al espejo tratando de razonar si esa era yo realmente, si esas facciones eran las mías. Estaba reconociéndome; a pesar de que todos los días me veo en el espejo, hay algunos en los que realmente me miro y me pregunto ¿Esa soy yo? ¿Esos ojos son los míos? ¿Esa boca es la que muevo? ¿Cuál es mi verdadera voz y cuál es la que finge? A veces y sólo a veces, me hallo una extraña en mi propio cuerpo, como si hubiera caído de repente y despertado asumiendo esta vida y sus reglas. Es francamente aterrador reconocerte como dueña de esa corporeidad, porque de cierta forma sabes que cada latido que pasa, es un segundo menos que palpita.

(Sin imagen porque carezco de la original y ninguna como la mia)

jueves, 9 de octubre de 2008

Vidas en perpendicular

Recuerdo a mi medio hermano, y al decir que lo recuerdo, no es su presencia física sino que de improviso llega hacia mí la conciencia de su existir. No puedo imaginar cómo vive, siempre me ha sido difícil concebir que alguien tan ajeno a mí, tenga algo así de esencial en común. Y entonces trato de pensar en cómo sería mi papá con él, sólo tengo narraciones a medias de parte de un tío, de cuando se juntaba toda la familia; Sí, hay primos que jamás he visto, tíos que no reconozco y abuelos que son una sombra de hace 15 años para mí.

No sé cuantos años tenga ya, serán 7 u 8. Sigo pensando que es difícil imaginar a mi papá siendo papá, cuidando de una familia, viendo crecer a su(s?) hijo(s?), continuando una vida tan diferente a la nuestra, tan sin nosotros, tan olvidado del pasado. ¿Cómo se logra eso? ¿Cómo se arrancan todas las raíces y se continúa sin marcas? ¿Cómo se olvida uno de un hijo? ¿Cómo se olvida de una familia y se comienza con otra? ¿Borrón y cuenta nueva? Alguna vez, de casualidad, ¿Se acordará de nosotros? Además de cuando nos demandó (palabra tan fea)--. ¿Le llegará la nostalgia, el remordimiento, la debilidad?

Ese niño no sé si sepa que existimos, no sé si conozca la historia de su papá, que también es el mío. Y si acaso la conociera, ¿Llegaría a darle sus correspondientes dimensiones? ¿Podría imaginar, como yo no puedo, una vida distinta para su padre, un pasado sin que ni siquiera una intención de su ser exista? ¿Unos hermanos de 21 y 18 años que jamás ha visto?

Yo no puedo imaginar a mi padre siendo padre, así como este medio hermano no debe poder imaginar a su padre ser otra cosa que su padre.




viernes, 3 de octubre de 2008

El peso de las palabras

Las frases más sencillas son las que se dicen con más sentimiento y son las que vienen con la sinceridad más nueva. Vale más un simple te quiero, que habla como una brisa necesaria, a toda una colección de devociones superfluas. Esas palabras que salen como una cascada de alivio, como un peso refrescado, son las que se deben de tomar por más ciertas, porque la persona que las pronuncia, saca el alma con cada letra que forma, desnuda su ser para comulgar con el sentimiento y reflejarse en los ojos ajenos. El amor sale de las palabras más libres, de las que se transportan con el aire. Son meras vibraciones con efectos sorprendentes.
Por eso por favor, no es necesario decir ya nada.