domingo, 13 de mayo de 2012

Stay hungry, stay foolish

Otro año ha pasado, ¿Qué puedo decir? Escribir aquí me cuesta cada vez más, no porque no lo disfrute, ya que comenzando es fácil sacar lo que usualmente ignoro, sino porque veo que escribo año con año con menos frecuencia. Al principio me decía que era porque no tenía tiempo o terminaba cansada, pero ahora eso ya no es excusa. Si bien no estoy completamente desocupada, hay bastantes horas libres que pudiera aprovechar y que ya que estoy aquí me pesa no hacerlo, porque eso me lleva a pensar que poco a poco me voy asentando en una comodísima rutina, y en turno voy dejando de soñar o ambicionar o querer, me hundo en la complacencia del mediocre.

Este ha sido un año estable, sin grandes cambios ni grandes dramas, y eso es bueno. Y comodo. Y aun así... Mi trabajo ya se tornó fácil, casi mecánico incluso. No debería dejar que me definiera, sin embargo lo hace. Y lo hace porque no tengo nada más, porque no produzco otra cosa. Aunque debo dejar en claro, no soy infeliz, de lo que me quejo es de que me falta, hay algo afuera que necesito y que aún no sé qué es, y lo que me pesa es que no estoy haciendo nada para descubrirlo. Pero este cuento es viejo, yo y mi pasividad somos antiguas amigas que rehusamos perder contacto. Y sé lo que tengo que hacer. Al menos en ese aspecto nunca necesité un psicólogo que me lo confirmara. Así que hay que celebrar otro año que se va y vivir el que le sigue, estoy cerca de lo que quiero, sólo necesito el empujoncito final. 


No hay comentarios: